La
realidad es que nunca han
dejado de editarse cintas, el fenómeno sigue creciendo
imparable en países como Dinamarca, Inglaterra, Japón o los países del Este,
donde la casete nunca ha dejado de tener una importante presencia. Y sigue
siendo la estrella, claro, en los países africanos o árabes donde es el
principal soporte musical.
El presidente de la principal productora de cintas
en Estados Unidos, la National Audio
Company, aseguraba que “2018 será nuestro mejor año en ventas
desde la creación de la tienda en 1969”. El 70% de las cintas que vendieron en
2014 fue por acuerdos con Sony o Universal, lo que evidencia la necesidad de
una discográfica fuerte para volver a introducir las cintas en nuestra vida cotidiana.
Es
así como la industria ha llegado a una época en que los conceptos se
entrecruzan y a ratos las historias y el devenir de estas parecen golpearse de
frente. Cuando el negocio comenzó a mutar a finales de los 90’s, los músicos
notaron que ya no era necesario firmar con un gran sello para grabar e incluso
ser escuchado en la radio.
Nacieron cada
vez más rápido diferentes proyectos autogestionados, gracias a la tecnología. Netlabels, artistas que se desarrollaron a través de MySpace y
la venta de discos comenzó a decaer. Los músicos podían grabar en sus casas,
saltándose distintos pasos de la cadena tradicional de producción de música.
En
Londres ya hay tiendas de discos que venden lanzamientos exclusivamente en
formato cassette. Por supuesto, las páginas de compraventa
entre particulares, ésas que últimamente tienen tanto éxito gracias a las
aplicaciones móviles, comienzan a
llenarse de vendedores de cassettes y reproductores que
poco a poco van subiendo de precio.
Este
formato, caracterizado por su sonido sucio, ha
resucitado debido a lanzamientos como Purpose, de Justin Bieber, y Beauty Behind the Madness,
de The Weeknd, que vendieron mil copias cada uno el año pasado, junto con
reediciones de clásicos como The Slim Shady LP,
de Eminen (3.000 cintas vendidas) y Purple Rain,
de Prince (2.000 copias).
Irónicamente, la mayoría de las nuevas casetes vienen
con un código para descargar el álbum en formato digital, ya que muchos
consumidores no tienen un reproductor, más sin embargo eso está por cambiar, ya
que cada vez son más las personas que aprecian el arte del cassette como objeto
que a la vez pueda reproducirse, esto hace que varias compañías se interesen en
producir reproductores para este formato hoy en día.
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